Tuesday, May 29, 2012

Estafas y estafados

Estafas y estafados
mayo 29, 2012
Historias de turistas
Por VICENTE MORÍN AGUADO

HAVANA TIMES — Algunas estafas en el único país del mundo con doble moneda.

De los muchos recuerdos y anécdotas recopiladas, no puedo olvidar aquel hombre sentado en el parque, por dónde día a día pasaba yo, cortando camino para llegar temprano a las primeras obligaciones de la jornada.

Era evidente que tenía urgencia de hablar con alguien. Lo decían sus ojos y la ansiedad de los gestos al interrumpir mi paso rápido y preguntarme, balbuceante: Do you speak english, a lo cual respondí con un rotundo Yes I do!

Pasamos rápido la rutina de su país y ciudad, la apartada Vancouver, bien alejada de La Habana, para rápidamente caer en el asunto de su premura: era un billete cubano de la modalidad conocida como Pesos Convertibles, cuya unidad, en aquel momento, equivalía a un dólar de los Estados Unidos.

Como yo también he sufrido al ser estafado, viví en su rostro esa inseguridad de cuándo uno siente que algo no anda bien, que tal vez acabó por hacer lo indebido. De sólo ver el billete, para un cubano era indudable el fraude, pues muy bien claro escribieron CIEN, donde antes decía UN.

Si observaran el billete por su cara principal, llama la atención una evidente falta de concordancia gramatical: tratándose de un peso, no debe agregarse la frase pesos convertibles. Es el singular primero y el plural después. Este detalle refuerza a ojos vista la falsificación.

El canadiense me miraba esperando respuesta y yo, con la contesta de antemano, no hallaba la forma de enfrentarme al hecho consumado. Finalmente encontré el valor para decirle que, lamentablemente, lo habían estafado.

En mi mejor inglés traté de explicarle el asunto, ya sin solución posible. Únicamente podíamos conocer el cómo de lo sucedido y sacar conclusiones. Esto último es igual a rasgar dentro de la propia herida, pero el hombre hizo honor a la idiosincrasia de sus compatriotas y aceptó el reto.

Resulta que una de esas personas de muy poco honor y tal vez aceptable apariencia, le ofreció “la ventaja” de cambiar a “uno por uno”, entre Dólares canadienses y Convertibles cubanos.

De haber ido a una Casa de cambio, identificadas en Cuba con el acrónimo “CADECA”, el canje hubiera sido un treinta por ciento menor.

Hablando como los policías, el modus operandi se conoce como el clásico “anzuelo” previo a la estafa. Se precisa que la víctima crea en la posibilidad real de obtener una sustancial ventaja, como resultado de la operación en ciernes.

Nos despedimos. El turista rumbo al hotel con sólo un Peso Convertible contra los cien que esperaba obtener, además del día echado a perder. Yo con la esperanza de restaurar un tanto la mala imagen que otro conciudadano le dejó de nuestro hermoso país.

A la mañana siguiente, contestó mi llamada telefónica desde su habitación, con una excusa ocasional y la afirmación de irse a Varadero, paraíso de arenas blancas junto al océano, alejado de cubanos y dobles monedas. Esta vez no funcionó la persuasión. El canadiense estaba muy molesto.

“Pasó el tiempo y pasó, un águila por el mar”…como dicen unos versos del Apóstol de nuestra independencia, José Martí, cuyo rostro honra la moneda nacional.

Esta vez fue un matrimonio portugués, gente joven, a primera vista de no muy altos ingresos. Los rostros eran dos poemas, pero de naturaleza diferente: el de la mujer épico, el del hombre trágico. La mujer, agrego, estaba casi convencida del error de su marido, mientras él todavía dudaba.

Yo salía de la iglesia cuando me abordaron y la portuguesa me conminó a sacar a su esposo de la duda, por lo visto, obviando lo sucedido como algo sin solución. Una vez más tomo un billete en las manos y de nuevo está claro el engaño, pero ahora es técnicamente distinto, como diríamos en lenguaje policial.

Eran dos billetes de a cincuenta pesos, pero de la denominación Moneda nacional, equivalente cada veinticinco a UNO del Peso Convertible Cubano, del cual tienen referencia en la historia anterior.

Otra vez es curioso el uso del idioma, propiciando con su ambigüedad y falta de precisión, la consiguiente estafa:

Resulta que aún hoy, cuando esto escribo, años después de lo sucedido, circulan billetes con una curiosa inscripción, totalmente fuera de uso, creo yo copiada de los dólares estadounidenses.

Tomo en mis manos un billete del año noventa y uno, serie CA 80, número 411344 y les copio textualmente los recuadros en la parte baja, anterior y posterior del signo monetario:

“Garantizado íntegramente con el oro, cambio extranjero convertible en oro y todos los demás activos del Banco Nacional de Cuba. Este billete constituye una obligación del Estado Cubano.”

“Este billete tiene curso legal y fuerza liberatoria ilimitada, de acuerdo con la ley, para el pago de toda obligación contraída o a cumplir en el territorio nacional.”

El estafador, lee con énfasis los textos anteriores a su víctima, asegurándole que se trata de Moneda Convertible, consumando así el Timo.

De cualquier forma, los turistas debieron cambiar en un banco, que abundan en toda La Habana y el resto de Cuba, o especialmente en las Casas de Cambio, reitero, CADECAS.

Sin embargo, con los ibéricos la historia tuvo un final feliz. Los exiguos CIEN PESOS, moneda nacional, bastaron para al menos llegar a su hotel. El matrimonio se reconcilió y a la mañana del nuevo día nos vimos andando las calles habaneras.

De mi parte fue aliviar el trastorno por el pecado que otro cometió, explicándoles todo lo bello de mi país, mientras escuchaba embelezado de sus excelentes ahumados, allá en Braganza, cercana de la Galicia de mis abuelos.

Puedo decir los nombres de las personas involucradas en ambas historias, pero como los estafadores generalmente desaparecen sin dejar rastro, es mejor guardar la experiencia.

Además de la imprescindible alerta para cualquier visitante, aprendí que aún en las peores circunstancias se pueden hacer amigos.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=65016

Stories of Con Games and the Conned

Stories of Con Games and the Conned
May 29, 2012
Tourist Tales from Cuba
By VICENTE MORIN AGUADO

HAVANA TIMES – Here are some stories of scams in the only country in the world with a dual currency.

From among many memories and anecdotes I have compiled, I can’t forget that man who was sitting in the park, which I cut through every day so that I could arrive early to work and the day’s first obligations.

It was evident that he urgently desired to speak with someone. You could see it in his eyes and in the anxiety of his gesture as he interrupted my hurried passing and asked me haltingly, “Do you speak English?” to which I responded with an emphatic, “Yes, I do!”

We quickly covered the routine questions about his country and city – the remote Vancouver, far from Havana – to arrive rapidly at the reason for his urgency: it was a Cuban bill of the type known as “Convertible Pesos,” which at that time had a one-to-one equivalency with the U.S. dollar.

Since I, too have suffered at being swindled, I quickly read in his face that insecurity you feel when something isn’t quite right, and you realize that you may have just done something you shouldn’t. For a Cuban, one look at the bill revealed that it was a fraud, since someone had very clearly written “One Hundred” where it previously said “One”.

If you observed the front of the bill, the lack of grammatical agreement was also evident: it spoke of “a peso”, and you couldn’t add the phrase “convertible pesos” since the reference appears first in the singular and then changes to plural.  This detail plainly reinforced the notion of a falsification.

The Canadian looked at me with expectation, and I, having noted the details above, struggled to find a way of confronting the consummated facts.  At last I found the courage to tell him that, unfortunately, he had been swindled.

In my best English I tried to explain the issue to him, although by now there was no possible solution. We could only determine exactly what had happened and come to some conclusions.  This last process is like scratching a wound, but the man lived up to the reputation of his fellow citizens and accepted the challenge.

It turned out that one of those people of very poor scruples underneath what may be an acceptable appearance offered him “the advantage” of a “one to one” exchange between Canadian dollars and Cuban convertible currency.  If he had gone to an official money-changing site, known in Cuba by the acronym CADECA, the exchange rate would have been thirty percent less.

Speaking in the lingo of the police, the modus operandi  of the con-man was the classic “bait” offered before the swindle. It’s necessary to make the victim believe in the real possibility of obtaining a substantial advantage as a result of the proposed transaction.

We parted ways: the tourist heading back to his hotel with only one convertible peso, instead of the hundred that he had hoped to obtain, not to mention the day ruined; me with the hope of restoring a bit the bad image of our beautiful country that my fellow countryman had left him with.

The next morning, he answered my telephone call from his hotel room with an occasional excuse and the affirmation that he was headed for Varadero, a paradise of white sand beside the ocean, far from Cubans and double currencies. This time my persuasion didn’t register. The Canadian was very irritated.

“Time passed and passed, like an eagle by the sea,” as go the poetic words of José Martí, the Apostle of our Independence, whose image graces our national money.

This time it was a young Portuguese couple, appearing to be people of modest income. Their faces were two poems, but of a different nature: that of the woman, an epic; that of the man, a tragedy. The woman, I must add, was almost certain that her husband had made a mistake, while he was still doubtful.

I was leaving the church when they approached me. The Portuguese woman asked me to help her husband resolve his doubt, apparently dismissing the events themselves as water down the drain. Once again I took a bill in my hands and again the fraud was clear, but this time it was “technically different” as we would say in police lingo.

There were two fifty peso bills, but of the denomination “National Money;” in which each twenty-five is equal to ONE Cuban Convertible Peso, which I mentioned in the previous story.

Once again, the use of language is curious, taking advantage of ambiguity and lack of precision to promote the following scheme:

As it happens, even today as I write this, years after it happened, bills circulate with a curious inscription, completely archaic and I believe copied from the United States dollar bill.

I hold in my hands a bill from the year 1991, series CA 80, number 411344 and here is an exact copy of the text that appears in small boxes in the part below, just before and after the monetary sign:

“Integrally guaranteed with gold, foreign exchange convertible in gold, and other active shares of the National Bank of Cuba. This bill constitutes an obligation assumed by the Cuban State.”

“This bill has unlimited legal course and liberating force, in accordance with the law, for the payment of any obligation contracted or to be completed in national territory.”

The con man reads these texts to the victim with great emphasis, assuring them that these are “Convertible Pesos”, and thus implementing the fraud.

At any rate, tourists should change their money in a bank, which abound in Havana and the rest of Cuba, or in the Money-Changing Houses, CADECA, as I repeat.

Nonetheless, for these visitors from Portugal, the story had a happy ending. The meager Hundred Pesos in national money were at least enough to reach their hotel. The couple reconciled, and on the morning of the new day we saw each other walking down the Havana streets.

For my part, I alleviated my distress over the sin that another had committed, by explaining to them all the beauty of my country, while I listened enchanted to their descriptions of the excellent smoked meats produced there in Braganza, near the Galicia of my grandparents.

I could mention the names of the people involved in both stories, but since those who perpetrate such swindles generally disappear without a trace, it’s better to just hold on to the experience.

In addition to providing a necessary caution for any visitors, I learned that even in the worst circumstances you can make friends.

http://www.havanatimes.org/?p=71529

Monday, May 28, 2012

La Habana en mi paladar: historia de una industria en boga

La Habana en mi paladar: historia de una industria en boga
Publicado el Domingo, 27 Mayo 2012 08:56
Por Sergio Comas

Una industria que surgió como alternativa de sobrevivencia para los cubanos se ha transformado a la vuelta de unos años en un lucrativo negocio que mueve millones de dólares y atrae la atención de turistas, visitantes ilustres y reconocidos chef internacionales: las paladares.

La Habana quería sus paladares desde el mismo verano de 1994, mucho antes del Maleconazo, pero el gobierno no lo hizo fácil. Nunca lo hacen fácil para los cubanos, siempre las cosas se desencadenan bajo presión popular. En julio la válvula no pudo aguantar más vapor y saltó por los aires. El régimen ordenó entonces hundir el remolcador 13 de marzo, un castigo para intimidar al pueblo que dejó 37 muertos, entre los que había 10 niños.

El 5 de agosto de 1994, la gente más sufrida, los que nunca podrían ir a un paladar,  abrieron una jornada de protestas que se transformó en violenta  rebelión. Estallaron piedras contra los hoteles, se lanzaron a las calles gritando y recibieron como un bautismo de fuego una cruenta represión.

Así, el  gobierno inicio una tímida reforma para aplacar el coraje popular. Surgieron las primeras paladares, bajo duras restricciones, con solo 12 sillas, sin oferta de mariscos, sin carne roja, sin más empleados que la propia familia y con una carga de impuestos  suficiente como para lastrar cualquier prosperidad económica.

Enjambre en los barrios habaneros

Las paladares surgieron como un enjambre en casi todos los barrios habaneros. Algunas se hicieron del agrado de extranjeros y diplomáticos. Una en especial se hizo destino de los funcionarios de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana y ya saben lo que pasó: la cerraban por cualquier motivo y a sus dueños les imponían cualquier tipo de multa o inspección.

Esa paladar sobrevivió la convulsa década del 90 y 18 años después todavía está abierta al público.

Un amigo con quien comparto el gusto por la buena cocina me animó a reseñar las más innovadoras paladares de La Habana, ahora que la comida gourmet abre un mercado millonario en La Habana y marca un cambio radical entre la necesidad de comer y el gusto más refinado.

Hoy, una cena para dos personas en estos sitios oscila entre los 40 y los 60 pesos convertibles (CUC), una cifra que representa dos meses de salario promedio para un cubano de a pie.

El negocio, impulsado por las nuevas leyes del cuentapropismo del pasado año, se hace cada vez más exclusivo y despierta visitas de connotados chef de Estados Unidos en una ilusión de diplomacia culinaria entre ambos países.

Me remito a relacionar las paladares que marcan la diferencia al paso del tiempo. Aquellas que han introducido conocimientos  profesionales de la alta cocina o significativos giros en su servicio gastronómico.

PALADARES MÁS NOTABLES DE LA HABANA

1.  La Guarida. Calle Concordia No. 418 /Gervasio y Escobar, Centro Habana.

La Estrella de las Paladares en La Habana. Surgida en 1996, en un palacete del siglo XX donde se filmó la premiada película Fresa y Chocolate, del realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea. Visitada por la Reina Sofía de España y por el jet set de Hollywood. En su menú se puede encontrar lo que un verdadero gourmet aprecia y su ambiente es realmente cinematográfico. Un lugar de mesa cinco estrellas. Tiene una página web muy bien diseñada  y muchos columnistas especializados han escrito las más favorables reseñas sobre su encanto culinario. A mi juicio no debe ser visitada a la luz del día, ni para conocerla. Evite un desencanto con el deteriorado barrio de Centro Habana. Sin embargo, de noche el lugar es un embrujo de sutileza, digno de la Guía Michelin.

2.  Café Laurent. Calle M No. 257, entre 19 y 21, Pent house, Vedado; Inaugurado en el 2011.

Una colaboración entre dos emprendedores empresarios cubanos que tuvieron mucho éxito como managers del famoso restaurante  de la Habana Vieja El Templete. El chef  es Dayron Avilés Alfonso, quien ha trabajado en San Sebastián, España, y Buenos Aires, Argentina. El menú de inspiración y calidad europeas, gourmet y excelente presentación. El restaurante decorado con el estilo en boga: chic bohemio, paredes decoradas con recortes de viejos periódicos  de la década del 50, en onda retro y con ambiente informal que incluye una barra casera haciendo esquina.

Tanto la iluminación como la música melódica fueron bien apreciadas por la periodista que confecciona los reportes de una futura Havana City GuidePal, una aplicación de teléfono que estará próximamente en el mercado Iphone y Android. Esta aplicación muestra al consumidor información verificada sobre el panorama gastronómico y turístico de las más importantes urbes del mundo.

Tyler Wetherall es la escritora senior de GuidePal, la aplicación de viajes gratis más descargada en el mercado. Con 70 guías de ciudades disponibles actualmente, ella  trabaja ahora en la aplicación que presentará la Guía de La Habana, para lo cual se dedicó a bloguear regularmente desde Cuba.

Este restaurante es una prioridad dentro de sus reportes de experta. La Guía será muy confiable debido a  los antecedentes de esta periodista viajera. Sus primeros trabajos sobre México a los 16 años marcaron su debut profesional; ella ha informado desde todos los rincones del mundo. Son notables sus historias sobre las profundidades de la selva colombiana y su formación culinaria ha sido decisiva para calificar La Habana, un destino gastronómico que promete evolucionar hacia los más exigentes servicios que reclama el turismo gourmet. Nada mal para un país donde la lucha por la alimentación de supervivencia es un acto cotidiano.
  
La periodista quedó perpleja con este nuevo restaurante. No puedo evitar regalarles algo de lo que escribió en su reporte. Ella anotó:  “El menú tiene una fuerte influencia europea con inclinación hacia la cocina española en el jamón serrano como entrante o pargo con almejas y camarones (gambas) en salsa verde. La carta se extiende desde albóndigas con ensalada rusa al  carpaccio de atún, algo que va mucho más allá de lo que es posible en Cuba. Este es un país donde encontrar ingredientes es un ejercicio que requiere un  milagro. Tuve mis dudas.

Yo opté por la sugerencia del camarero y pedí cordero lechal a la tabaca -cordero asado lento con una reducción de ajo, crema y menta. Llegó perfectamente presentado con remolinos de verde, blanco y rojo sobre un castillo de cordero con un decorativo crujiente que sobresalía en un ángulo desenfadado. Tenía todos los elementos de la nouvelle cuisine, sólo que dos veces el tamaño. El cordero  y los sabores se complementaron deliciosamente sin ser muy complejos. Me esforcé por terminar el plato, que en 11 CUC parecía un buen negocio".

3.  Restaurante Paladar La Fontana. Calle 46, esq. 3ra A, No. 305, Miramar.

La especialidad  son las carnes y pescados a la brasa. Combina la cocina tradicional con los aromas del carbón vegetal. Tiene una activa página de internet y un consultor de bebidas que ha ganado premios de gastronomía en Europa. Los propietarios son graduados universitarios. El lugar ha recibido calificaciones de “muy bueno” sin llegar a gourmet. Es un ranchón rústico en ambiente ventilado. Algunos critican la música en vivo de un trío que suele amenizar las comidas porque rompe el ambiente de la buena cocina y la conversación de los comensales.

4.  La Cocina de Lilian. Calle 48 No. 1311, entre 13 y 15, Miramar.

Famoso por su excelente comida internacional, donde destaca la ropa vieja y los garbanzos, pero mucho más por haber tenido entre sus clientes a un ex presidente norteamericano: Jimmy Carter, de quien se dijo que comió como un cubano con hambre, lo que se supone un elogio para el cocinero. El menú de todo lo que Carter pidió aparece en la carta del restaurante como una selección emblemática.

Algunos entendidos en la materia dejaron correr la bola de que desde mayo del 2002, fecha en que el ex presidente visitó este paladar, sus propietarios estuvieron en ventaja con el resto de la competencia, no solo por la fama alcanzada, sino por haber “colaborado”, suponemos que forzosamente, a dejar que la Seguridad del Estado “alambrara” con sus micrófonos el lugar donde comió Carter para grabar su conversación. Mucho antes de este suceso presidencial  el  paladar se había convertido en el destino gastronómico de famosos artistas como Pablo Milanés o jerarcas del gobierno como Alfredo Guevara, y muchos extranjeros y famosos de la farándula habanera, llegando al punto de recibir un encomiable reportaje de The New York Times que permanece enmarcado en sus paredes como un sello de calidad suprema.

Tiene reservados con aire acondicionado, pero su bello patio a la sombra de grandes árboles es el área preferida de los clientes habituales. Como curiosidad les cuento que un carpaccio servido en este restaurante puede venir en un pozuelo sobre un plato hondo rodeado de agua en la que nada un pececito de vivos colores alrededor de su comida. ¿Excéntrico, verdad?

5.  Atelier. Calle 5ta. No. 511 altos, entre Paseo y 2, Vedado.

En pleno centro de La Habana, muy cercano al Malecón y al hotel Meliá Cohíba, el Atelier, que toma su denominación del conocido vocablo francés, le hace honor a su nombre al convertirse en un taller sui géneris, pero de fina comida. Esta casona que impresiona al visitante por conservar el encanto de la construcción original, ofrece platos sencillos, pero imaginativos y magníficamente preparados por las expertas manos de Enrique Edreira, profesor de alta cocina con postgrado en la Escuela Universitaria de Hotelería y Turismo de Sant Pol de Mar, en Barcelona. Fusionan la comida internacional con la cubana. La carta va desde el pato confitado, el lomito de res con camarones y espuma de apio al olivo, o el conejo al vino; y postres finos como el fondant de chocolate, el cheesecake, o el exquisito flan.

Destacan la decoración ecléctica con muebles coloniales y de diseño, las llamativas lámparas, la vajilla y la cubertería por ser antiguas, el uso de las luces, los óleos de pintores cubanos, el salón de puntal alto con un techo revestido de madera preciosa, pero sobre todo el original menú y la calidad absoluta del servicio. El menú cambia todos los días. Esto es un gancho efectivo que garantiza el regreso de los clientes.

6.  La Rosa Negra. Calle Tulipán, esquina 24, Nuevo Vedado.

De moderna sencillez. Ofrecen cocina creole, internacional, italiana, snack food y bar. Aire acondicionado, todo para cubrir la más variada clientela, pero con muy buena factura culinaria. Tiene página web, acceso para sillas de ruedas, servicio de take out y lo más asombroso es la instalación de un cuadro del afamado artista Kcho que representa la calamidad del balsero cubano. En el cuadro una mujer y su hija miran consternadas un bote vacío sobre el  que yacen varios  remos de cuyos extremos brotan rosas negras. Los clientes encuentran que el lugar tiene una “onda yuma”.

7.  Le Chansonnier. Calle J No. 257, entre 13 y 15, Vedado.

Solía ser un restaurante privado francés lleno de antigüedades, un sólido sitio para comer. Reabierto en octubre de 2011, su reinvención ha dejado pocas huellas en el interior de la casa antigua, que data de 1860. Le Chansonnier es ahora un oasis de elegancia contemporánea que integra todos los elementos más interesantes de La Habana: el personal joven y de buena presencia, buena música, la iluminación y la decoración sensibles, así como una fachada más fresca creada por el artista Damián Alquiles.

Esta es una cocina nouveau de calidad -sin las porciones pequeñas-, elaborada por un chef de experiencia. Tiene entrantes como el pulpo en tinta de calamar, el caviar de berenjena o la sopa de cangrejo. Los mejores platos principales incluyen el pato le chansonnier, pechuga de pollo con salsa de tamarindo, y pescado a la provenzal. Los postres son razonables, el café es bueno y la única queja sería que la carta de vinos es  limitada y cara. “Culpa del bloqueo”, diría Mariela Castro, limpiándose la bazofia que habla con una servilleta de hilo.

8.  La Carboncita. Calle 3ra No. 3804 entre las calles 38 y 40, Miramar.

Este paladar está dirigido por un italiano, quien lo atiende personalmente. Hay un menú con pizzas y pastas, así como algunos platos de carne, pero la mayoría de los habituales, simplemente toman lo que sugiere el italiano. Su recomendación es siempre sencilla, pero es sin duda el mejor lugar para pizza y pasta en La Habana. El secreto del éxito: los ingredientes más frescos, el atento italiano y un horno de pizza de piedra recién instalado.

El lugar es espectacular en la decoración y el ambiente. Agradable, cómodo, sin pretensiones, es simplemente un buen sitio para comer dentro de un antiguo monasterio de 200 años de antigüedad. Si usted solo come Rey Pizza, Bongos Pizza o añora la “pizza cubana” que mató tanta hambre en tiempos duros, no vaya a sufrir con una pizza crujiente y fina al mejor estilo de Italia.

9.  La Galería. Calle 19 No. 1010, esquina 12, Vedado.

Inaugurado a mediados de 2011, La Galería es otra adición agradable a los paladares de la ciudad. Ubicado en la esquina de las calles 19 y 12, tiene una terraza al aire libre, así como un buen espacio interior, con aire acondicionado. Este es un lugar de ambiente encantador, lo que sería completamente normal en la mayoría de las ciudades, pero de alguna manera parece notable en La Habana. La comida es realmente excelente y el menú es variado y bien presentado. Es tan bueno para gambas al ajillo como para filet mignon o el pescado fresco. El personal es  muy experimentado. Recuerden que las escuelas de Hotelería como la del Sevilla están rindiendo sus frutos.

10. El Carruaje. Calle 200 No. 2104, entre las calles 21 y 23, Reparto Siboney.

El Carruaje se encuentra en el barrio residencial de Siboney. La mansión cuenta con una piscina elegante y ranchón grande. Los propietarios y gerentes son un constructor que ha supervisado y dirigido la construcción y su esposa, quien trabajó durante 16 años en el Hotel Habana Libre. El restaurante refleja a sus dueños (no es una pulla), con sus ideas y  su menú. La iluminación en la terraza puede ser un poco brillante, las imágenes un poco kitsch y el área cubierta demasiado rosa, pero el personal es joven, atento y rápido.

La comida se define como cubana con la fusión internacional. Los entrantes son especialmente buenos, como el tamal en hoja a la parrilla relleno de tomate confitado y envuelto en jamón serrano, algo genial. Hay una gran variedad de  buenos platos, incluyendo un excelente cordero al vino tinto. También elaboran varios tipos de pizzas. La calidad del lugar se evidencia en su popularidad.


11. Castas y Tal. Calle E No. 158 B, entre las calles 9 y Calzada, Vedado.

En el piso 11 de un gran edificio de apartamentos en el Vedado, a la vuelta de la esquina del Hotel Presidente, se ubica este restaurante que cuenta con tres áreas, un comedor principal con capacidad para ocho, una terraza cubierta con ventanas de cristal y una zona lateral donde se puede tomar caipirinha (preparada con cachaza) y  caipiroska (con vodka).

La comida es ligera, fresca y saludable. Las croquetas, tapas y tortillas españolas son deliciosas. Varios platos son recetas especiales de la chef: cordero casto, que es el cordero deshuesado cocinado con especias masala; pollo y tal (pollo deshuesado con vegetales en jugo de piña y jengibre); camarones en salsa de romero y carne de res en salsa de champiñones. Los postres: Piso 11 -pan francés con huevos, vino tinto, helado de vainilla, chocolate caliente y el jengibre. Vinos españoles y chilenos  están disponibles.

12. La Campana. Calle 212 No. 2904, entre las calles 29 y 31, La Lisa.

A primera vista, el chill-out bar y parrilla de La Campana se parece más a una finca de lujo (granja) que cualquier otra cosa. Se trata de un ranchón al lado de una bonita piscina. Dependiendo de la noche, usted puede combinar la cena con un concierto en vivo. Kelvis Ochoa, Descemer Bueno y David Torrens pueden estar tocando junto a la piscina. En las noches, comenzando alrededor de las 11 pm, el lugar se llena a rebosar con un público joven y moderno. El almuerzo del domingo es más de tipo familiar. El menú, que ha recibido críticas mixtas, es extenso e incluye tapas, ceviche, carpaccio, papas bravas, gazpacho, así como sushi, pizzas y pastas (los ñoquis son la especialidad), el filete Chateaubriand, el pescado y la paella. No hay una valoración  uniforme sobre sus precios. Recomiendan revisar la cuenta para evitar que le den “una línea al center field”. Cuando uno empieza a ‘tapear” pierde la noción del dinero.

13. Bollywood. Calle 35, No. 1361, Nuevo Vedado.

Una cubana y su esposo, un ciudadano británico, son los propietarios del primer restaurante al curry en La Habana. Tremenda aventura culinaria. Ellos suelen pedir a  los  visitantes  que les traigan especias desde el extranjero para ayudar a  la confección de los platos de Bollywood, cuyo pequeño menú ofrece una mezcla de platos de India y de Sri Lanka, incluyendo un curry picante de camarones con jengibre y tamarindo.

Cedric  Fernando, inglés con raíces de Sri Lanka, es el propietario gerente y obtiene hojas de curry de un árbol en el patio de la Embajada de Sri Lanka, cuyo cocinero enseña al personal de Bollywood el secreto de su pan roti de coco. Esta comida, dados los rigores de nuestro clima, es solo para entendidos. Si usted elige un plato muy picante puede ser que le miente la madre a Cedric, mientras le recitan por dentro el Ramayana o el Panchatantra en puro sánscrito. Una cerveza Bucanero fría debe estar a su alcance “tipo extintor” para aplacar el picor.

Por lo demás, los cubanos no tienen comparación, le meten mano  hasta al curry, aunque no al “Furry"(apodo del siniestro ex Ministro de Interior cubano).

Este artículo se complementó con información aparecida en los diarios The Guardian y The New York Times

http://cafefuerte.com/cuba/noticias-de-cuba/sociedad/1889-la-habana-en-mi-paladar-historia-de-una-industria-en-boga

Wednesday, May 16, 2012

La gastronomía acerca a Cuba y Estados Unidos en "Proyecto Paladar"


La gastronomía acerca a Cuba y Estados Unidos en "Proyecto Paladar"
15-05-2012 / 21:00 h EFE

Distanciados durante más de medio siglo por el enfrentamiento de sus países, cubanos y estadounidenses tienen la oportunidad de compartir estos días fogones, mesa y mantel con "Proyecto Paladar", una experiencia de intercambio gastronómico dentro de la XI Bienal de La Habana.

El galerista estadounidense Alberto Magnam ha logrado reunir en la capital cubana a diez cocineros de Nueva York y otros tantos de restaurantes privados de La Habana (las famosas "paladares") que, por parejas, trabajan mano a mano durante esta semana en menús que fusionan técnicas y experiencias.

Durante esta semana grupos de extranjeros, muchos de ellos estadounidenses, que han viajado a Cuba con motivo de la Bienal disfrutan de esas delicias gastronómicas junto con ciudadanos cubanos que ellos mismos invitan.

Algunos de esos comensales se deleitan con creaciones como "Sopa de pepino con ceviche de pargo", "Langosta con sandía, mango verde y salsa negra", "Lomo de cerdo a la brasa con trigo verde y kimbombó" y, de postre, "Panacotta de coco y limón confitado".

Los autores de ese menú son el chileno afincado en Estados Unidos Sisha Ortúzar, del restaurante neoyorquino Riverpark, y el cubano Liuyén Álvarez Gallego, responsable de los fogones del habanero "Atelier".

"Es una experiencia maravillosa, ha sido una satisfacción muy grande compartir con Sisha", comentó a periodistas Liuyén, para quien "sería muy bueno" que se repitieran intercambios de este tipo.

El mismo entusiasmo mostró Ortúzar, que definió el experimento como una "aventura inspiradora y desafiante" y que elogió el buen hacer de los cocineros cubanos a pesar de sus limitaciones de recursos.

"Nos llena de humildad y de orgullo ver el trabajo que hacen los compañeros de acá con menos recursos que nosotros", afirmó este chef chileno-estadounidense para quien el potencial gastronómico de Cuba "es enorme": "Aunque algunos productos sean escasos, la calidad es superior, increíble", resaltó.

También los comensales se mostraron encantados con una velada que permitió a ciudadanos estadounidenses y cubanos disfrutar de estas creaciones gastronómicas e intercambiar conversación en torno a la mesa.

"Es una experiencia magnífica (...) Normalmente no tenemos mucho contacto con extranjeros y sentarnos a la mesa con alguien que no es de nuestro país es algo que no se da todos los días", comentó Yani, una joven habanera.

Con esta iniciativa se demuestra que "la comida es una forma de comunicación internacional", defendió Charles Maello, representante de Albert Magnam, el galerista que ideó esta experiencia tras participar en la anterior bienal habanera de 2009 con otro proyecto.

"Proyecto Paladar" toma su nombre de la palabra que se usa en Cuba para denominar a los restaurantes privados que comenzaron a permitirse en la isla en la década de los noventa pero que ahora han proliferado notablemente con las reformas económicas emprendidas por el presidente Raúl Castro.

Con la extensión del trabajo por cuenta propia también se han aminorado las restricciones para la instalación de restaurantes no estatales, que luchan por mantenerse o sobrevivir en medio de limitaciones como la escasez de productos o la carencia de un mercado a precios mayoristas.

Según datos oficiales, ya existen más de 1.618 establecimientos de este tipo en Cuba.

Los organizadores calculan que unos 720 comensales pasarán por la mesa de "Proyecto Paladar" en los diez días de duración de la experiencia.

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1168497

Tuesday, May 15, 2012

'Project Paladar': New York Chefs Team Up with Cuban Culinary Entrepreneurs


'Project Paladar': New York Chefs Team Up with Cuban Culinary Entrepreneurs
Published May 14, 2012
Fox News Latino

For those who love and appreciate good food, Old Havana is the place to be these days.

Foreign art lovers are breaking bread with Cuban waiters, drivers and parking lot attendants this week in a unique experience that forces diners and chefs alike to overcome barriers of culture, language and five-plus decades of animosity between Washington and Havana.

Ten prominent New York City chefs are teaming up this week with 10 culinary entrepreneurs from Havana's budding private restaurant scene, cooking up savory and sweet multi-course meals from an improvised kitchen built in a shipping container. The diners are mostly foreigners in town for a major art exhibition and Cubans who are being invited to participate in the free meals by the visiting chefs who meet them during the course of their stay.

Blending contemporary American, Italian, Japanese, even Burmese cuisines with Caribbean Creole classics, it's a rare culinary treat in a country where many state-run and independent restaurants serve up dull, unimaginative fare. It's also a performance art spectacle that's about bridging the gap between estranged neighbors and socioeconomic classes.

"The easiest and most interesting way into understanding another culture is food," said Sara Jenkins, the project's chef director and proprietor of East Village eateries Porchetta and Porsena. "And the easiest, most uncomplicated way to make friends is to break bread at the same table."

"Project Paladar," named after Cuba's popular independent restaurants, is part of Havana's 11th Biennial, an irreverent bash attracting 180 artists from 43 countries as well as thousands of art aficionados and collectors. The dining project is being funded by the donations of American individuals.

For 10 days the chefs will take turns pairing off and serving up gourmet meals in the back patio of a cultural center in colonial Old Havana. Guests are greeted with a mojito and escorted to a table for 12 in homage to the maximum number of seats that the government allowed paladars to have when they first opened in the 1990s.

With two tables of 12 seats, the organizers plan to feed up to five groups, or as many as 60 people, every evening.

At the project's Friday night launch, an aproned Jenkins sweated over a pan of Burmese coconut-milk curry sauce, preparing it to poach filets of freshly caught red snapper. Accompanying the main dish were tuna tartar and a green mango salad that one could order takeout in New York but particularly tickled the palates of Cuban food professionals.

Conversation at the tables was lively as diners introduced themselves, hesitantly tried out second languages and turned to bilingual guests to translate reactions to each course: "Is this basil?" ''No, it's mint!"

"I think this is an experience that has never been done in the Biennial, a very interesting sociocultural project," said Kenia Echenique, a 25-year-old lawyer and actress who fanned her mouth after consuming the curry but said she enjoyed the flavor before the heat kicked in. "I think this can enrich our culture, our paladars, and contribute to exchange between our nations."

"In the kitchen everything's simple. A sauce is a sauce," said Hector Higuera Martinez, Jenkins' cooking partner and the man behind the stylish Le Chansonnier in Havana's Vedado neighborhood. "These things we have in common, independent of the language barrier. It has been spontaneous."

"Project Paladar" is the brainchild of Craig Shillitto, a New York architect, artist and restaurant designer who was fascinated to read about the explosion of private restaurants in Cuba after President Raul Castro revived a 1990s policy allowing them to exist, then lifted many restrictions that kept them from flourishing.

Many paladars are still little better than Cuba's dreary state restaurants and must contend with the daily struggle to find ingredients on an island long accustomed to scarcity. Some are languishing as they struggle to tap the limited number of visiting tourists and other foreigners, and the small number of Cubans with enough disposable income to patronize private restaurants.

But an increasing number of paladar owners are forming a maturing restaurant scene with creative, experimental chefs who are out to change Cuba's reputation for culinary blandness.

"It's hard to educate people .... because rice, beans, roast pork are really linked to our history," Higuera said. "Many (chefs) stick with what's easy to find. But I think there are many people who want to try different things."

Part of the inspiration behind "Project Paladar" was to support Cuba's budding foodie culture.

"The idea that people still cared about food and cuisine and still tried hard despite having no market for it was fascinating," Shillitto said.

Jenkins brought down her own cooking knives, as well as ingredients that would seem exotic not just in Cuba but in many American kitchens: kaffir lime leaf, Szechuan peppercorns, a quarter-wheel of Grana Padano cheese (it's like Parmesan, only made in a different part of Italy).

Anita Lo, executive chef and owner of Annisa, a Michelin-starred restaurant in the West Village, stuffed her suitcase with white soy and yuzu juice for her cooking partner, one of the few Cuban chefs making sushi.

"For someone to push ahead and still try to do something that's almost impossible on this island ..." Lo marveled, her voice trailing off. "Fish is hard to come by. Japanese ingredients are very hard to come by."

For all their sophistication, the New Yorkers, including several of whom have written books and appeared on cooking shows such as Iron Chef America, are also learning from the Cubans.

How to make do with what's available, for one thing. The Americans also had high praise for urban gardening in Havana, a local agroponic farm they visited where crops are grown without soil and a leafy, nutrient-rich green known as "maringa." Jenkins described it as "slightly citrusy with a weird spice ... and an undercurrent of bitterness."

"Whether we'll ever see it again," she said, "to taste something new and like it and think it's interesting and how can you use it ... it's fascinating."

Organizers said they hope the project may create opportunities for future culinary exchanges, perhaps a chef-in-residence program. More such exchanges have occurred since President Barack Obama loosened rules on so-called people-to-people travel to the island by Americans.

Curator Elizabeth Grady said "Project Paladar" is in a long tradition of food-related art projects and tries to invert the elitist dynamic of art festivals by inviting dishwashers and taxi drivers to sup alongside the well-heeled art enthusiasts who typically patronize events like the biennial. It also gets people from two feuding nations talking to each other, even if haltingly or through translators.

"The main point is to use food as a vehicle to create genuine dialogue," she said.

Call it kitchen diplomacy.

Based on reporting by the Associated Press.

http://latino.foxnews.com/latino/lifestyle/2012/05/14/project-paladar-new-york-chefs-teamed-up-with-cuban-culinary-entrepreneurs/

Friday, May 11, 2012

Gobierno: Hay 1.618 'paladares' y 5.207 habitaciones en el sector privado

Turismo

Gobierno: Hay 1.618 'paladares' y 5.207 habitaciones en el sector privado
Agencias
La Habana 10-05-2012 - 4:08 pm.

En la Isla operan 1.618 restaurantes y 5.207 habitaciones del sector privado en el turismo, "en su mayoría de alta calidad", divulgó el ministro de Turismo, Manuel Marrero, según ANSA.

De acuerdo con Marrero, la participación de cubanos en el turismo se incrementó en 2011 cuando más de medio millón se personas se hospedaron en hoteles y otros 800.000 en centros del campismo popular, una modalidad de "bajo costo".

El turismo nacional tuvo "un importante desarrollo" desde 2008, según citó a Marrero la prensa local. Ese año se levantaron restricciones de hospedaje para los cubanos en los hoteles nacionales.

Hace tres años el gobierno comenzó cambios económicos que permitieron la expansión de negocios privados en la esfera de los servicios, especialmente de "paladares".

En el caso de los restaurantes, en 2010 el Gobierno autorizó que esos locales tuvieran 20 sillas para comensales en lugar de las 12 que hasta ese momento se les permitía atender, informa EFE.

Como parte de las medidas para flexibilizar la actividad autónoma, hace un año se incrementó esa cifra a un máximo de 50 clientes y se facilitó la contratación de mano de obra por parte de particulares.

El incremento de paladares y alojamientos apunta al interés de los cubanos en el sector turístico.

El ministro participa en la Feria Internacional del Turismo FitCuba2012, en marcha en una isla frente a la costa norte del centro del país.

http://www.diariodecuba.com/cuba/11040-gobierno-hay-1618-paladares-y-5207-habitaciones-en-el-sector-privado

Tuesday, May 08, 2012

Alquiler de casas da respiro económico a algunos cubanos

Publicado el martes, 05.08.12

Alquiler de casas da respiro económico a algunos cubanos
Mimi Whitefield
mwhitefield@MiamiHerald.com

Santiago de Cuba -- Norma Arias Puente ha estado aprendiendo por más de una década el negocio de la hospitalidad desde una posición privilegiada de esta ciudad con una vista al Parque Céspedes y a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, con su estatua de un ángel tocando una trompeta.

Arias opera una “casa particular” —la versión cubana de cama y desayuno— y alquila dos espaciosas habitaciones.

Algo que ha aprendido desde que comenzó a hacer negocios en 1997, cuando el gobierno permitió por primera vez a los cubanos alquilar habitaciones en sus casas —lo había estado haciendo durante años por debajo de la mesa— es darle a los clientes lo que quieren.

En su versión de “cama y desayuno” se puede desayunar, por supuesto. Pero por un cargo extra, los huéspedes pueden ordenar almuerzo o cena, usar su cocina para preparar sus propios alimentos o tener su ropa lavada y planchada. Arias también ayuda con teléfonos celulares y otros problemas.

Casa Habana y Habana Vieja, administradas por el dentista retirado Emilio Nodarse, tienen incluso un bar completo en una terraza en la azotea con un cantinero a tiempo completo. Otras “casas” dan a sus huéspedes cervezas frías Bucanero y Cristal del refrigerador y habanos, por un cargo extra.

La mayoría de las “casas” cobran de $20 a $35 por noche, pagables en pesos convertibles (CUCs). Algunas dan desayuno gratis; otras cobran unos $3.

En la década de 1990, los cubanos que deseaban ganar algún dinero extra ofrecían habitaciones limpias, pero generalmente espartanas.

Pero cuando cambió la ley en 1997, permitiendo a las “casas particulares” registrarse como empresas, se desató realmente el espíritu empresarial para personas como Arias.

“Cuando salió la ley, dije: ‘Caramba, eso es para mí’”, manifestó Arias, una educadora retirada que ha vivido durante los últimos 41 años en su apartamento estilo colonial. “He aprendido este negocio con la práctica”.

Durante el pasado año, ha habido otros cambios que permiten a las “casas” alquilar más de dos habitaciones, contratar empleados que no son miembros de la familia para ayudar a cocinar y en la limpieza, y quienes reducen los impuestos mensuales por habitación de 200 a 150 pesos. Durante los períodos lentos, los propietarios también pueden cerrar durante el mes y no están obligados a pagar impuestos.

Ahora los huéspedes pueden viajar de un lado a otro de la isla, rentando habitaciones a los cubanos durante todo el recorrido. Algunas de las “casas” aparecen en guías turísticas como Lonely Planet; otras, en servicios de reserva por internet.

Pero para reservaciones por adelantado, la mayoría confía aún en el teléfono o en los intercambios de correos electrónicos, a menudo transmitidos por terceras partes.

Matthew Sellar, un investigador que reside en Londres, decidió llevar el concepto un paso más adelante. En su portal de internet Cubacasa ( www.cubacasa.co.uk) se puede hacer ver la casa que se desea alquilar, revisar un calendario para ver qué fechas están disponibles y reservar el lugar de inmediato.

El portal, con sede en Edinburgo, fue una consecuencia de los propios viajes de Sellar por Cuba. “No me quería quedar en un centro turístico. Si realmente quieres ver cómo es Cuba, debes quedarte en una ‘casa’”, dijo. “Pero encontré que era relativamente difícil reservar una “casa” desde el extranjero”.

Cubacasa carga un honorario de reservación de un 10 por ciento y entonces los huéspedes le pagan directamente al propietario de la casa cuando lleguen a Cuba. Sellar usa Moneybookers, una compaña de pagos en internet con sede en Gran Bretaña, para asegurar que ni la compañía ni los potenciales huéspedes infringen el embargo estadounidense contra Cuba o las leyes del Reino Unido.

Desde que el sitio web entró a funcionar en julio pasado, ha manejado más de 150 reservaciones y trabaja con unas 90 “casas”.

Sellar afirmó que ha tratado de profesionalizar el negocio de las “casas”.

A menudo, los dueños de las “casas” buscan la reservación más larga que pueden obtener, incluso si esto significa cancelar una anterior. Quieren garantizar que podrán pagar su impuesto mensual al gobierno. Pero Sellar afirmó que tales reservaciones han “sido tradicionalmente muy poco sólidas y no se materializan”.

Ahora, dijo, los dueños de las “casas” saben que los clientes a los que reservan se aparecerán y han comenzado a concentrarse en el mercadeo y desarrollar relaciones con los agentes de viaje y las guías turísticas.

Entre otros sitios de internet para la reservación de casas están MyCasaParticular.com, que recientemente tenía 254 lugares registrados a lo largo de la isla, y cubaparticular.com, que ofrece un “servicio de bienvenida” para recibir a los visitantes en el aeropuerto.

Pero los esfuerzos de mercadeo de algunas “casas” son más rudimentarios.

En Trinidad, una pintoresca ciudad colonial, personas con señales en que anuncian sus “casas” están en la zona de estacionamiento cuando llegan los autobuses de turistas a eso de las 5 p.m. Pero algunos visitantes encuentran una “casa” con simplemente caminar por la calle y buscar pequeñas señales con un símbolo azul que representa una línea de techo, cual indica que la “casa” está registrada con el gobierno.

Rebecca Mohr y Jan Kuhn, una pareja de alemanes, comenzaron su viaje de tres semanas a Cuba en la parte occidental de la isla en Pinar del Río y terminaron en Baracoa, en la parte oriental, quedándose todo el tiempo en “casas particulares”.

“Realmente te pone en contacto con el pueblo cubano. Es una gran experiencia”, afirmó Mohr, un abogado.

Las “casas” también atraen a algunos viajeros preocupados de que sus gastos de turismo vayan a las manos del gobierno.

MyCasaParticular.com, que es administrada por ABUC Media Network, con sede en Basilea, Suiza, indica que “está convencido de la importancia social y económica que cada visita de un turista a una ‘casa particular’ tiene para una familia cubana”.

A Mohr y Kuhn le gusto la variedad que encontraron. La pareja se quedó en casas que del 1850 en Trinidad a un lugar muy modesto en Viñales, con gallos cantando en el patio, perros ladrando en la noche y una vitrina que servía para dividir un dormitorio.

“Realmente estuvimos viviendo con esta mujer durante dos días”, dijo Mohr. “Ella era una simple campesina, pero sabía que su ‘casa’ estaba en Lonely Planet”.

http://www.elnuevoherald.com/2012/05/07/v-fullstory/1197827/alquiler-de-casas-da-respiro-economico.html

Cuban casas particulares turn home into a business

Posted on Monday, 05.07.12

Cuban casas particulares turn home into a business

Booking a room at a “casa particular,” a Cuban bed and breakfast, is a way to see the island through the eyes of the people
By Mimi Whitefield
mwhitefield@MiamiHerald.com

SANTIAGO, Cuba -- Norma Arias Puente has been learning the hospitality business for more than a decade from a perch overlooking this city’s Parque Céspedes and the Cathedral of Nuestra Señora de la Asunción with its statue of a trumpeting archangel.

That would be her apartment in a wedding cake of a building where she operates a casa particular — Cuba’s version of a bed and breakfast — and rents out two spacious rooms.

One thing she has learned since opening for business in 1997 when the government first allowed Cubans to rent out rooms in their homes — although they had been doing it under the table for years before that — is give the customers what they want.

At her bed-and-breakfast, you can get breakfast, of course. But for an extra charge, guests can order lunch or dinner, use her kitchen to cook their own meals or have their laundry done. She’s also available to help with lost cell phones and other dilemmas.

Casa Havana, an Old Havana homerun by retired dentist Emilio Nodarse, even has a rooftop terrace bar complete with a full-time barman. Other casas provide guests with cold Bucanero and Cristal beers from the fridge or cigars — for an extra fee.

Most of the casas charge $20 to $35 a night, payable in convertible pesos (CUCs) — the currency used by foreigners. Some provide breakfast for free; others charge around $3.

In the 1990s, Cubans who wanted to earn some extra money would offer clean but generally Spartan rooms.

But when the law changed in 1997, allowing casas particulares to register as businesses, it really unleashed the entrepreneurial spirit for people like Arias.

“When the law came out, I said, ‘Wow, this is for me,’’’ said Arias, a retired educator who has lived in her colonial style apartment for the past 41 years. “I have learned this business by doing it ever since.’’

In the past year, there have been other changes that allow the casas to rent out more than two rooms, hire employees that aren’t family members to help with cooking and housekeeping, and that lower the monthly per-room taxes from 200 pesos per room to 150 pesos. During slow periods, proprietors also can close down for the month and aren’t responsible for taxes.

Now guests can travel from one end of the island to the other, renting rooms from Cubans all the way. Some of the casas are featured in guide books such as Lonely Planet; others show up on online booking services.

But for advance bookings, most still rely on the telephone or e-mail exchanges, often relayed by third parties.

Matthew Sellar, a London-based research assistant, decided to take the concept one step further. At his Cubacasa site (www.cubacasa.co.uk), you can click on the desired casa and check a calendar to see which dates are available and book the accommodation on the spot.

The Edinburgh-based website was an outgrowth of Sellar’s own travels in Cuba. “I didn’t want to stay at a resort. If you really want to see what Cuba is like, you should stay in a casa,’’ he said. “But I found it was relatively difficult to book a casa from abroad.’’

Cubacasa charges a 10 percent booking fee and then guests pay the proprietor of the casa directly when they arrive in Cuba. Sellar uses Moneybookers, a British-based online payments company rather than PayPal, to make sure neither the company nor any potential guests run afoul of the U.S. embargo against Cuba or any Cuban or U.K. laws.

Since the website went live last July, it has handled more than 150 bookings and works with about 90 casas.

Sellar said it’s been challenging to try to professionalize the casa business.

Often casa owners jump on the largest booking they can get, even if it means cancelling a previous registration. They want to ensure they’ll be able to pay their monthly tax to the government. But Sellar said such bookings have “traditionally been very flimsy and do not materialize.’’

Now, he said, casa owners know the customers he books will actually show up and he’s started to concentrate on marketing and building ties with travel agents and guide books.

Among other booking sites are MyCasaParticular.com, which recently had 254 accommodations listed across the island, and cubaparticular.com, which offers a “Welcome Service’’ to greet visitors at the airport.

But some casas’ marketing efforts are more rudimentary.

In Trinidad, a picturesque colonial city, people with signs advertising their casas are in the parking area when the tour buses pull in about 5 p.m. But some visitors find their way to a casa simply by walking down the street and looking for small signs with a blue symbol representing a roof line that indicates the casa is registered with the government.

Rebecca Mohr and Jan Kuhn, a German couple, began a recent three-week trip to Cuba on the western end of the island in Pinar del Rio and ended it in Baracoa on the eastern tip of the island, staying at casas particulares all the way.

“It really put you in touch with the Cuban people. It’s a great experience,’’ said Mohr, a lawyer.

The casas also appeal to some travelers concerned that their tourism spending goes into government coffers.

MyCasaParticular.com, which is run by Basel, Switzerland-based ABUC Media Network, says it “is convinced of the social and economic importance that each visit of a tourist to a casa particular has for a Cuban family.’’

Mohr and Kuhn liked the variety they found. The couple stayed at casas ranging from a home dating to 1850 in Trinidad to a very modest place in Viñales, with roosters pecking in the yard, dogs barking in the night, and a cupboard that served as part of the bedroom divider.

“We really were living with this woman for two days,’’ said Mohr. “She was a simple country woman but she knew her casa was in Lonely Planet.

At Arias’ Casa Catedral, they found more stately quarters — a spacious air-conditioned bedroom, a sitting room with a refrigerator, a balcony with views of the cathedral and a huge azure-tiled private bathroom with the original porcelain tub.

“These tiles are from France — 1929, the year this house was built,’’ said Arias who runs the business with her husband Manuel Rondon.

Some of the casas have unexpected treasures — period architectural flourishes amid makeshift repairs, wooden rocking chairs on a sunny terrace or, in the case of Casa Colonial, a second-floor bedroom where the doors to the balcony can be flung open at night to catch the breeze and allow the aroma of freshly-brewed coffee to waft in at dawn.

Because they are family homes, the casas all have their own characteristics. Some offer guests more privacy and are more commercial; but others come complete with children playfully crawling under the dinner table and meals shared with the family.

“We are your family now’’ is the way Nivia Melendez greets guests at Casa Colonial, her Santiago home that has two rooms for rent. She lives there with her husband Roberto, her daughter and son-in-law and two grandchildren.

Although both her daughter and son-in-law are scientists and have full-time jobs, everyone pitches in with running the casa — keeping records, cleaning up after dinner or slicing fruit for breakfast.

The family has been renting rooms for about a decade. It was Melendez’s daughter Beatriz’s idea. “She said, ‘Let’s exploit the house,’” explained Melendez.

The rambling colonial-style dwelling has been in the family since 1919, and it is expensive to keep up. A 1950s-era Westinghouse refrigerator still keeps beer cold for guests, but a termite-ridden staircase leading up to the second-floor rental had to be replaced with sturdy metal stairs.

Operating a casa particular “really helps out’’ in making ends meet, said Melendez.

She charges 30 CUCs a night. Breakfast is 4 CUCs and the family offers dinner for 10 CUCs. (The official exchange rate is 1 CUC to $1 U.S., but Cuban exchange houses impose a 20 percent fee on dollar exchanges.)

On a recent night the evening meal at Casa Colonial included vegetable soup, rice, French fries, chicken fricassee; a cucumber, tomato and cabbage salad dressed with homemade banana-peel vinegar, a fruit salad and coffee.

Arias said running a casa can be a lot of work but it suits her. She’s had visitors from Macedonia, Japan, China, England, Scotland, and the United States. “Really the entire world,’’ she said.

“It’s very interesting work; there’s always something going on,” she said as she sat in a rocking chair in the apartment’s front room, “and I like to talk, to converse with the guests.’’

http://www.miamiherald.com/2012/05/07/v-fullstory/2788095/cuban-casas-particulares-turn.html